Cronología
La Cueva de Trabuc es conocida desde la más lejana antigüedad. E. Dumas habla de los descubrimientos de osamentas y de utensilios que demuestran que fueron habitadas por los hombres prehistóricos y hasta la época romana. Estas ocupaciones se explican fácilmente.
La estrecha entrada natural y la presencia de una amplia sala dotada de agua conjugan la facilidad de defensa y la posibilidad de esconderse, estas condiciones fueron favorables al hábitat. Más adelante, la cueva servirá de refugio y polvorería de los Camisardos (protestantes hugonotes de principios del siglo XVIII). Las tropas del rey cerraron la entrada, así como las entradas de las otras cuevas, para eliminar esos escondrijos invulnerables.
Apertura del túnel en 1950
El trabucco, el rifle de los Trabucaïres
Se cree que, un siglo más tarde, sirvieron de refugio de delincuentes y bandidos. El nombre de la cueva provendría de esta época problemática.
Los bandoleros portaban un “trabuc”, peligrosa arma de fuego de grueso calibre, con un cañón corto, una arma muy eficaz al ser cargada de pólvora. En lengua occitana a estos bandoleros se les llamaban “Trabucaïres” porque llevaban y usaban el trabucco.
Estos exploradores patibularios fueron más tarde reemplazados por “exploradores serios”, precursores de la espeleología, puesto que esta palabra no existía aún, estos últimos empezaron a develar los secretos de la cueva.
En 1823, Nicod y Gallière organizaron una expedición de tres días consecutivos bajo tierra gracias a esta hazaña pudieron así, con pleno derecho, figurar entre los pioneros de la espeleología. Fue Gallière quien se perdió un día, o más bien una noche, sin luz, y tuvo que pasar 52 horas antes de que se le encontrara mordisqueando los cordones de sus zapatos y bebiendo sus orines.
Fue prácticamente a partir de esta época cuando se exploró el conjunto de lo que llamamos las antiguas cuevas.
Paso del “Trou du Vent”
Descubrimiento de 100.000 soldados
por G. Vaucher
Más tarde, en 1889 los entomólogos V. Maget y G. Mignaud descubrieron un niphargus (crustáceo de aguas subterráneas) bautizada como Bathyscia Mialetensis en honor de las cuevas de Mialet.
1899 : fue durante aquel año cuando los primeros espeleólogos recorrieron la red subterránea de Trabuc. Mazauric, colaborador de Martel, la describe en el boletín de la «Société Spéléologique de France». En 1920 fue publicado en la revista “Spelunca” un plano de la red de galerías y de salas que mostraba la magnitud de la cavidad ya famosa entre los espeleólogos.
Ya en aquella época se llevaban a cabo visitas turísticas de la parte profunda de las cuevas a partir de la entrada natural, el pasaje bajo “el estrangladou” conducía a la Sala de las Piletas. En este pasaje el guía, que sostenía la antorcha o la vela, encendía bengalas y las vendía para poder sacarse algún dinerillo. A pesar del gran tamaño de la sala, el humo la invadía rápidamente y el grupo, debía encontrar la salida en las sombras.
El 14 julio, fiesta nacional francesa, las visitas formaban parte de la fiesta.
En 1945, comienza la era de los nuevos descubrimientos debidos a la perseverancia de M.G. Vaucher, ayudado por sus hijos, Marc y Olivier. Gracias a estas obras se exploraron más de 7 km de grandes redes.
Inauguración de la cueva en 1952
Aún hoy, no se ha terminado la exploración. Numerosas son las redes que presentan gran potencial ¡Investigación de los techos, continuación de las desobstrucciones, pasaje en los sifones de las redes inferiores !
Aún no se han elucidado todos los misterios de Trabuc. Como en todas las grandes redes, numerosas sorpresas esperan a los exploradores más perseverantes.